sábado, 27 de enero de 2007
Al Margen Del Margen - I
DEDICATORIA:
Dedico este libro a las monjas, a los frailes y a los maestros que me tocaron en suerte, sin cuya ayuda también hubiera aprendido a escribir y a ver que el sistema de vida occidental (¿no era redondo el mundo?) es una verdadera mierda.
Y a mis viejos, porque me aguantaron de chaval (si a mi me sale un hijo así, lo mato). Agradezco a mi padre, que un día que apareció en la tienda una de las monjas del colegio donde estuve de pequeño y le dijo de sopetón:
-Pues tu hijo, cuando canta, quema una cruz en el escenario.
Mi viejo sin pestañear contestó:
- Ah, no sé, yo a buenos colegios ya le mandé.
Y ya no agradezco a nadie más.
(Extraído del libro: "Por los hijos lo que sea", de Evaristo Páramos)
viernes, 26 de enero de 2007
Hipótesis
cuando la luna de invento y hojalata
se caiga de lo absurdo
cuando el espantapájaros
no sea funcionario de los miedos
cuando su majestad
recobre la humildad y se haga hombre
cuando la telaraña
advierta que es inútil su estrategia
cuando el señor oscuro
repliegue su secuencia de paraguas
cuando no inviertan niños
ni sueños
ni esperanzas
en los libros contables
quizás nos quede tiempo para abrazar la vida
quizás nos quede tiempo
para vivir
en serio
Ella
se ha detenido y mira hacia la noche
para beber la unánime fragancia
la luz del faro alcanza su silueta
y entonces resplandece
como un pozo con agua en el desierto
ella divide el mundo en dos mitades
y traza la línea jubilosa del verano
ella llena sus manos con espuma
y escucha al mar del cabo
en su lenguaje frío y oceánico
ella
es la primera letra de lo que no se ha escrito
y también la esperanza
de creer que es posible morirse de belleza
para beber la unánime fragancia
la luz del faro alcanza su silueta
y entonces resplandece
como un pozo con agua en el desierto
ella divide el mundo en dos mitades
y traza la línea jubilosa del verano
ella llena sus manos con espuma
y escucha al mar del cabo
en su lenguaje frío y oceánico
ella
es la primera letra de lo que no se ha escrito
y también la esperanza
de creer que es posible morirse de belleza
martes, 23 de enero de 2007
El Gusano Erudito - II
PERO YA NO HAY LOCOS
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto y... ni en España hay locos.
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd... esto,
historiadores... filósofos... loqueros...
Franco... el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios, en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos...
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios...
y yo callado, aquí, callado, impasible, cuerdo...
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es que se enuncian los conceptos absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice, por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que pueda cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora... ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y... ¡Ni es España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo!...
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj..., este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto...
perfecto, ¡perfecto!
(Extraído de "El Payaso de las Bofetadas" de León Felipe)
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto y... ni en España hay locos.
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd... esto,
historiadores... filósofos... loqueros...
Franco... el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios, en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos...
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios...
y yo callado, aquí, callado, impasible, cuerdo...
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es que se enuncian los conceptos absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice, por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que pueda cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora... ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y... ¡Ni es España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo!...
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj..., este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto...
perfecto, ¡perfecto!
(Extraído de "El Payaso de las Bofetadas" de León Felipe)
¿Dónde están mis amigos? - II
EMPECINADA
Solo por dibujar espirales
vuelvo al nudo
me obstino en la búsqueda
Y es tan profundo el tajo
que no consigo ignorarlo
Vértigos en frenética alquimia
el tribunal de mediocres
no perdona la locura
Y es tan lúcida la confusión
que no consigo sustraerme
Solo por mi insistencia en el ensueño
prefiero los barrotes del verdugo
a la paz de la resignación
Y es tan fuerte el desahogo
que no consigo resignarlo
Syl
domingo, 21 de enero de 2007
Tránsito
tengo la impunidad del polvo del camino
la reacción del mar frente al obstáculo
los ojos completamente abiertos
para quemar tu cielo
no estoy aquí para perder mi tiempo
vine a decir las cosas que me enseñó mi padre
y las que pude ver
sobre estas viejas piedras
-cuando todo estaba bien
yo sospechaba-
-cuando te vi llorar
mordí más convencido mis verdades-
y en resumidas cuentas
no diré mucho más que aquello que ya sabes
han soltado los perros para la cacería
o corres o te mueres
y tus dioses metálicos
se agreden entre sí para humillarte
porque olvidaste el fuego
que abrasa el corazón
y te da vida
vine a decir la historia sin historias
la tierra sin banderas
y un cielo sin milagros
y en poco tiempo más no habrá más rastro
tendré la impunidad del polvo del camino
y un fuego repentino se llevará mi sombra
Obstinato
no quiero que me digas
lo que tengo que hacer
yo sé cuando oscurecen los pasillos
vengo mirando almas
desde que me recuerdo
tengo las manos quietas para apresar la calma
y es muy poco probable que encaje en tus casillas
nunca habré de juzgar tus movimientos
nunca me interpondré cuando decidas
no hay tiempo para tantas sensaciones
y no tendrás palabras suficientes
ni gestos
ni miradas
para prevalecer en mis infiernos
no tengo tus zapatos
ni los quiero
es menester andar este calvario
y no me digas que estoy equivocado
pues siempre lo he sabido
es más
hace un instante
acabo de nacer
y me arrepiento
y en un instante más
ya seré otro
martes, 16 de enero de 2007
Puertos
hace más de mil días que navego
en esta embarcación desmantelada
el curso es al azar
y la faena
consiste en poco más que estar bien lejos
no creas que mi rastro fue olvidarse
de cuantas luces fuiste perpetrando
tu faro redentor entre la bruma
tu brújula licuando las tormentas
lo siento
será que me distrajo la marea
no se trata de ti
ni de mi mismo
soy solo la mitad de mis intentos
nunca te prometí más que mis versos
no soy el pasajero que esperabas
ni tú fuiste mi puerto
y no se está tan mal a la deriva
si los ojos se sacian de horizonte
El Gusano Erudito - I
LA FUNCIÓN DEL ARTE (1)
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
¡Ayúdame a mirar!
(Extraído de "El libro de los abrazos", de Eduardo Galeano)
-A Rq con todo mi afecto-
lunes, 8 de enero de 2007
Prófugo
cuando me eché a correr
supongo que fue absurdo de mi parte
confiarte de una vez tan poca cosa
un alma hecha pedazos
la insignia del dolor que no se entiende
los túneles que voy sobreviviendo
y sabes que estoy hecho de cartón
aún cuando te hieran las esquirlas
un ser de alegoría pendiendo de la luna
y sabes que estoy muerto desde antes
cuando me fui habituando a tus desiertos
cuando sentí tristeza de mi mismo
por eso apenas quedan los jirones
mezclados con el aire
y una conducta ebria de venenos
y la ignorancia de mi artillería
me rearmaré más lejos
quizás peor de cuanto conociste
y donde estuvo el peso de mis manos
pondré mi corazón
y algún perfume
y volveré a correr
porque no se me ocurre otra salida
porque no sé qué hacer con tanta ausencia
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