injertando en la luz algún otro fragmento del presunto naufragio ya con paso discreto hacia afuera del miedo abro no con el fin imbécil de la pirotecnia no con la sed de un fuego de artificio con la botella rota que encuentro en la conciencia abro un tajo en la garganta de la noche abro un ojo hacia adentro y me incendio la mente
estampa en el penúltimo carril la luna del ciempiés nada era cierto permíteme soñar el pobre ángel escuálido y absurdo guardián de las arcadas de tu templo pero es que hacía frío y nunca tuve claro qué buscaba será que me inventé que me inventaba y que podía armar una salida después la realidad habló miserias formalizó lo que no quise ver y me volvió a contar la misma historia los bichos solitarios solemos ver tan mal alucinamos
clavaste el alfiler y conseguiste un poco de olor a libro viejo en un lugar tan ocre que sólo se escuchaban las goteras el mundo no es tan triste te dices y descansas y sientes que la espuma empieza a acariciarte y cristalitos blancos de sal titilan en tus poros y te abrazan las algas y el flujo y el reflujo se encuentran y rechazan debajo de la nuca el mundo no es tan triste repites con los ojos ahogados en estrellas mientras te vas licuando en el vacío y ni siquiera sientes que trepan por tu ropa los cangrejos
recurro al camaleón porque no puedo hacerlo de otra forma acabo de escupir algún poema que hablaba de sí mismo la lírica nos come la cabeza nos centra descentrándonos del mundo y ya perdí ese miedo a protegerme y ya nunca me escondo por eso pongo bombas en tus dientes a ver si de una vez hago que sientas ese poeta a pilas con título y plumero subido a su montaña de papeles llorando versos huecos y bonitos no es un buen cristal donde mirarse la poetisa armada con frascos de veneno tenía en la vagina una navaja era incondicional del egoísmo soñaba gobernar sus propiedades solía hablar de heridas invisibles lloraba el agua sucia del vacío me hizo cagar de risa el escribiente que se creyó maldito y se inyectaba humo por los poros qué vas a rescatar de la basura sino un agujero lleno de silencio
no creo una palabra del idiota que se creyó a sí mismo diferente al cabo así nos va cada uno alimentado por el culo y yo que ni me creo el cuento de escribir recurro al cameleón me cambio de semblante casi a diario me impregno de la piel de mis hermanos
In this proud land we grew up strong
We were wanted all along
I was taught to fight, taught to win
I never thought I could fail
No fight left or so it seems
I am a man whose dreams have all deserted
I’ve changed my face, I’ve changed my name
But no one wants you when you lose
Don’t give up
’cos you have friends
Don’t give up
You’re not beaten yet
Don’t give up
I know you can make it good
Though I saw it all around
Never thought I could be affected
Thought that we’d be the last to go
It is so strange the way things turn
Drove the night toward my home
The place that I was born, on the lakeside
As daylight broke, I saw the earth
The trees had burned down to the ground
Don’t give up
You still have us
Don’t give up
We don’t need much of anything
Don’t give up
’cause somewhere there’s a place
Where we belong
Rest your head
You worry too much
It’s going to be alright
When times get rough
You can fall back on us
Don’t give up
Please don’t give up
’got to walk out of here
I can’t take anymore
Going to stand on that bridge
Keep my eyes down below
Whatever may come
And whatever may go
That river’s flowing
That river’s flowing
Moved on to another town
Tried hard to settle down
For every job, so many men
So many men no-one needs
Don’t give up
’cause you have friends
Don’t give up
You’re not the only one
Don’t give up
No reason to be ashamed
Don’t give up
You still have us
Don’t give up now
We’re proud of who you are
Don’t give up
You know it’s never been easy
Don’t give up
’cause I believe there’s a place
There’s a place where we belong
NO TE RINDAS
En esta tierra orgullosa crecimos fuertes,
todos nos querían;
me enseñaron a pelear, me enseñaron a ganar,
nunca pensé que podía fracasar.
Ahora no queda nada por pelear, o así parece,
soy un hombre con los sueños desiertos;
he cambiado mi cara, he cambiado mi nombre,
pero nadie quiere al que pierde.
No te rindas,
porque tenés amigos.
No te rindas,
todavía no estás vencido.
No te rindas,
sé que podés hacer las cosas bien.
Pese a que lo he visto en todas partes,
nunca pensé que llegaría a afectarme a mí,
pensé que seríamos los últimos en irnos,
es tan extraño el modo en que cambian las cosas.
Manejé toda la noche camino a casa,
el lugar donde nací, a la orilla del lago;
vi la tierra a medida que rompía el día:
los árboles estaban todos quemados y caídos.
No te rindas,
todavía nos tenés a nosotros.
No te rindas,
no necesitamos nada de nada,
No te rindas,
porque en alguna parte hay un lugar
al que pertenecemos.
Descansá tu cabeza,
te preocupás demasiado.
Todo va a mejorar:
cuando los tiempos se ponen duros
podés apoyarte en nosotros.
No te rindas,
por favor, no te rindas.
Tengo que irme de acá,
ya no lo tolero más.
Voy a pararme en aquel puente,
voy a mirar fijo hacia abajo,
no importa lo que venga,
no importa lo que pase,
ese río seguirá fluyendo,
ese río seguirá fluyendo.
Me mudé a otro pueblo,
trabajé duro para establecerme.
Para cada trabajo, tantos hombres,
tantos hombres que nadie necesita.
No te rindas,
porque tenés amigos.
No te rindas,
no sos el único.
No te rindas,
no hay razón para avergonzarse.
No te rindas,
aún nos tenés a nosotros.
No te rindas ahora,
estamos orgullosos de quién sos.
No te rindas,
sabés que nunca fue fácil.
No te rindas,
porque yo creo que hay un lugar
hay un lugar al que pertenecemos.
yo no entiendo qué alimenta tu soberbia cuando llamas a tu dios nunca responde es posible que esté sordo por las bombas o quizás ande planeando otro tsunami puede ser que se avergüence de su grey obstinada en practicar la pedofilia o tal vez quiera olvidar que te ha creado a su imagen para gloria de su reino y no está del todo mal si lo pensamos eso explica el accionar de un dios mediocre pero sigo preguntándome lo mismo con qué diablos se sustenta tu soberbia si teniendo cuanto existe a tu servicio no lograste ni siquiera un buen boceto de algún dios que fuera al menos más creíble
los ecos las tangentes el espiral de un giro irremediable la espuma silenciosa del latido sumado repitiendo el ritmo universal día tras día los actos que conducen al conflicto preámbulos secuencias palabras en los mares del lenguaje y manos como pájaros haciendo destruyendo un temporal de ondas expansivas existe la adicción a la mordaza y quienes se suicidan hacia adentro existe la omisión de darse cuenta o de mirar el sol desde otro lado entonces puedo ver al asesino comiendo de tu plato y el débil argumento que planteas para tener a mano la pistola por qué te duele entonces esta guerra si no sientes vergüenza de los muertos y sabes que eres parte del problema por qué te ciñes tanto al reglamento si en más de la mitad no estás de acuerdo y el resto te provoca ciertas dudas por qué no comprender que cada gesto que alguien te inculcó sin ser maestro va alimentando al monstruo que nos mata
y sin embargo tengo aún en los bolsillos un tutorial con nudos para que no te coma la tristeza conservo la imbécil vanidad de quien no se ha vendido sostengo una bandera hecha con retazos que empino a lo más alto para que nunca olvides las palabras escucho con todos mis oídos la voz de los silencios más profundos las chispas que pronuncia algún descuido y así con poca maña dibujo letras hechas con ceniza que acaso nos rescaten de la amnesia
Romance De La Guardia Civil Española Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena. Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas.
¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. La luna y la calabaza con las guindas en conserva. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Ciudad de dolor y almizcle, con las torres de canela.
Cuando llegaba la noche, noche que noche nochera, los gitanos en sus fraguas forjaban soles y flechas. Un caballo malherido, llamaba a todas las puertas. Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera. El viento vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche noche, que noche nochera.
La Virgen y San José, perdieron sus castañuelas, y buscan a los gitanos para ver si las encuentran. La Virgen viene vestida con un traje de alcaldesa de papel de chocolate con los collares de almendras. San José mueve los brazos bajo una capa de seda. Detrás va Pedro Domecq con tres sultanes de Persia. La media luna soñaba un éxtasis de cigüeña. Estandartes y faroles invaden las azoteas. Por los espejos sollozan bailarinas sin caderas. Agua y sombra, sombra y agua por Jerez de la Frontera.
¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. Apaga tus verdes luces que viene la benemérita. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Dejadla lejos del mar, sin peines para sus crenchas.
Avanzan de dos en fondo a la ciudad de la fiesta. Un rumor de siemprevivas invade las cartucheras. Avanzan de dos en fondo. Doble nocturno de tela. El cielo, se les antoja, una vitrina de espuelas.
La ciudad libre de miedo, multiplicaba sus puertas. Cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas. Los relojes se pararon, y el coñac de las botellas se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas. Un vuelo de gritos largos se levantó en las veletas. Los sables cortan las brisas que los cascos atropellan. Por las calles de penumbra huyen las gitanas viejas con los caballos dormidos y las orzas de monedas. Por las calles empinadas suben las capas siniestras, dejando detrás fugaces remolinos de tijeras.
En el portal de Belén los gitanos se congregan. San José, lleno de heridas, amortaja a una doncella. Tercos fusiles agudos por toda la noche suenan. La Virgen cura a los niños con salivilla de estrella. Pero la Guardia Civil avanza sembrando hogueras, donde joven y desnuda la imaginación se quema. Rosa la de los Camborios, gime sentada en su puerta con sus dos pechos cortados puestos en una bandeja. Y otras muchachas corrían perseguidas por sus trenzas, en un aire donde estallan rosas de pólvora negra. Cuando todos los tejados eran surcos en la sierra, el alba meció sus hombros en largo perfil de piedra.
¡Oh ciudad de los gitanos! La Guardia Civil se aleja por un túnel de silencio mientras las llamas te cercan.
¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Que te busquen en mi frente. Juego de luna y arena.
-Extraído del "Romancero Gitano", de Federico García Lorca-
fue que entendí mejor a los payasos quizás porque no supe barajarme en los planes de un dios incompetente me fui volviendo poco productivo para la maquinaria y la condena así que me olvidé del reglamento si dentro mío hay aguas que pueden aliviarte de la sed por qué no he de ofrecerte de mi vaso si se que de este mal que manifiesto me queda una secuela de sonrisas por qué no contagiarte la plegaria ahora que me voy porque ya es tiempo que cambiaré de nombre y de rupturas recuerda no buscarme en las palabras sino en lo que perdí debajo de ellas encuéntrame enredado a tus raíces jugando con las cosas que olvidaste encuéntrame descalzo entre los charcos de lágrimas que no te permitiste multiplicado en todos los fragmentos de la inocencia rota encuéntrame una vez tan solo una después podrás volver a ser un hombre
no trabajaba el hombre para salir llorando de aquella ventanilla donde sobraba un sobre ni creo que quisiera seis horas de remanso para perder el tiempo mirando hacia el vacío como un muñeco más de este sistema idiota la luz de referencia no estaba tan distante aquí de haber buscado la hubiera conseguido pero sus manos eran dos trapos que colgaban y el tiempo le obligaba a su única cornisa definitivamente sumado a tantos muertos fue cuando alguien me dijo cantá por la esperanza y yo miré las ruinas y el pan en otras mesas y los caparazones inmersos en el odio y el egoísmo anclando las alas del abrazo y las mujeres flacas vendiéndose en el puerto y el niño embelesado por el color del plástico que no encontré palabras ni música ni orejas ni nadie que entendiera una canción con árboles para cantar mañana
con tu cuerpo y el mío una sombra en la pared pretende apaciguar la luz que sangran todas las ventanas cuando el mar precipicio de la ausencia te naufraga las pupilas de azahares se devora tu voz y yo no advierto que también me traga a mi tanto silencio cantas o es que lloras y a lo lejos infinitos desamparosa lo lejos donde mueren los aullidos de los perros o debajo de la piel cuando no alcanza esa luz crespucular que bostezan las palabras miserables y ahora ahogados y distantes comprendemos que algo tuvo que cambiar en su momento el mar no se detiene
hay que domesticar algunos ojos hay que inyectar invierno en las raíces una pizca de duda en las verdades verter edulcorante en el periódico hay que ayudar al sol moliendo selvas rociar de alcohol barato los olvidos batir pisar trozar la rebeldía untar las ambiciones con ceniza hacer una ensalada de payasos cernir el latigazo y la barbarie espolvorear la luz con polvo blanco idiotizar sin prisa a los borregos mezclar siempre en el mismo recipiente iguales cantidades de poetas políticos pedófilos psicólogos leprosos travestis sacerdotes adictos millonarios ateos policías hervir a fuego lento la inocencia condimentar el aire con veneno cuidar de la cocción con más soldados y como cada cual se ha involucrado en la elaboración de la receta el gran festín del hombre nos abarca y nadie podrá ser discriminado así que no se admiten las excusas la mesa está servida para todos es hora de comer
a la altura de mis ojos habrá de continuar atardeciendo y a veces tengo un perro entre las tripas meando un territorio que no es suyo a veces también miro mis manos desprendiéndose de un pájaro de nadie sonrío del oscuro privilegio de estar vivo sonrío forzando los extremos de una mueca hacia la inversa y suele entristecerme el resultado qué tiene de graciosa la sonrisa de un muñeco de nieve en medio del desierto
y ahora qué me dices te engañaron otra vez siempre te engañan les creíste que el trabajo dignifica y entregaste tu sudor en su provecho les creíste que llegaron a la luna les creíste el mono verde les creíste la historieta del que triunfa te obligaron entre izquierdas y derechas esas músicas absurdas de los himnos el mal gusto del color de las banderas te engañaron otra vez te prohibieron que fumaras una planta así ibas a drogarte a la farmacia les creíste el bienestar la policía el ejército de un dios descerebrado les creíste el celular que ya no apagas ni comiendo ni durmiendo ni cojiendo siempre listo a recibir una puteada les creíste que es legal esclavizarte la conciencia que ellos pueden negociar con tu existencia y no importa lo que opines al respecto te engañaron otra vez igual que a un niño y ahí estás muerto de miedo balbuceando una razón sin fundamento que te alivie de tu puta cobardía pero dime la verdad a quién engañas
estas historias negras apenas sobreviven la brevedad del dios que las inventa aquí sobre la playa el cielo puede más que las pupilas y las constelaciones como ruinas frente a la luz del flash parecen sonreír desde una antigüedad insoportable tranquilo despojado jugando a la explosión pemeditada y sin perder de vista la memoria alguna vez fui absurdo hasta creerlos mas nunca estuvo claro el rastro que llevaba a tal derroche instantes de una luz precipitada tampoco olvidaré las últimas tres chispas de mi júbilo y ese caer sin fin oscuro interminable y el olor a cuchillo de pólvora quemada