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verás
yo ya leí todos tus libros
porque mientras jugabas a curarte
yo iba juntando mierda
que convertía en letras y evacuaba
sobre los pozos ciegos de la noche
así que ahora entiende mi postura
no logras sorprenderme
y si propones otro laberinto
te gritaré que estoy del otro lado
y que si no morí entre las paredes
fue porque pude ver
que aquello no era más que un espejismo
verás
me importa tres carajos
si crees que soy soberbio
pues la verdad de ser tan poca cosa
me enseña a repeler cada reflejo
y estoy cansado de estos decorados
y estoy cansado de siempre lo mismo
el mundo sigue igual
peor que nunca
y no te veo hacer lo que predicas
y tus banderas son pasto del viento
y la única sorpresa que me causas
es ver que aunque lo sé
sigas mintiendo
escribes tan bonito
y yo que no te creo
porque tu corazón no se involucra
y el trazo de tan lírico
rebuzna
me ensucia el simulacro de tu sangre
me manchas con tus letras adecuadas
tú no puedes sangrar
te necesitas
para seguir jugando al pavoneo
y mientras siembras versos de ti mismo
sin que te importe nada
el mundo sigue haciéndose pedazos
y la injusticia impune se solaza
así que aunque te niegues a la idea
no eres más que un cómplice barato
mas tienes ese don del que carezco
la sensibilidad que discrimina
al menos reconforta el pensamiento
que sólo han de aplaudirte
tus iguales
sigue soplando el viento de los que nada dicen
y odio la soberbia de los gritos
esto que viene siendo un orden y un letrero
no puede con la fuerza del silencio
no puede ni restarse
y hoy siento que los símbolos son trampas
que ocultan agujeros insondables
como una vieja casa condenada
por otro temporal
como un incendio
donde no fue posible ni un chispazo
tan flaco de palabras
tan residuo
me trepo hasta los últimos peldaños
y veo la ecuación
pintada de aire blancosobre el vidrio
el agua de verdad
es esa que acarreas desde adentro
cuando se vuelve estéril la palabra
por eso el mundo suele estar desierto
y acaso sea hora de callarse
y hora de aprender a ser humilde
y hora de entender lo que está escrito
en el libro del alma de los hombres
no estoy ni antes ni ahora ni después
he atravesado el nido de los cuentos
y ando contando el tiempo que me queda
qué queda por decir
sino esta gran puteada
a veces
también me rindo cuentas y mentiras
y aprendo a reprobarme la careta
tú sabes
hasta los dictadores
tienen un buen motivo
hasta los asesinos
y cuál es el derecho que te ampara
para decir que están equivocados
aprendo a ser raíz
a ser el árbol
que quiere darte sombra
cuando todo el verano te acuchilla
y no pretendo más
después de todo
nos vamos a encontrar sin ceremonias
y seremos iguales
para siempre
y me cago de risa si discrepas
ahora
las palabras
miran con ojo idiota
se asombran del silencio
se avergüenzan
de la precariedad de sus pinceles
ahora que habla el mar
y yo me quedo ciego
ahora que hay dos vientos
rozándote la falda
el tiempo es poco más que nuestro abrazo
y viene a mi memoria alguna cosa
que defendí mintiendo
o que creí verdad
cuando aún pensaba igual que el egoísta
en este día siento
que hay poco por decir
que casi nada
se trata
nada más
de estar viviendo
lo que no escribiré
sino sobre el cristal de tu ternura
lo que diré en tu piel
fundido a la saliva de la noche