lunes, 11 de mayo de 2009

Desvarío

el juego de empezar
a comernos las bocas
el roce de la piel que nos orienta
colgando desde orión al infinito
y donde arrecia el mar
su ruido intermitente

que induce a la antesala del naufragio

querer entrar en ti
querer despedazarte
querer que me recibas en todos tus santuarios
es sólo un desvarío

un nudo de copiosa enredadera
y el sueño de no ser inexpugnable

las cárceles de piel que nos impiden

estériles paredes de concreto

y sin embargo es noche
y hay aguas subterráneas
en las que nos fundimos

un manantial tan hondo
que asusta si miramos hacia adentro
y en donde bien podríamos perdernos

y sin embargo es sólo
el único lugar
posible
para hallarnos