martes, 27 de octubre de 2009

La Ciudad Desde El Puerto


la ciudad desde el puerto
parece una bodega
de grises
y oxidados

 materiales

yo he bebido de ti
algo más que heridas y nostalgias
pues casi que al azar me encomendaste
un par de sueños muertos de antemano
quehaceres de fantasma
manuscritos
con instrucciones falsas
acerca del final del laberinto

 un hambre por saber lo que sabía
migajas miserables
del pan que prometía la mañana
caireles con ahorcados
colgando de las ramas del invierno
y este cansancio de sentir cansancio
y esta esperanza flaca
de precisión austera
que muere y resucita casi a diario

el mismo día aquel en que arrastraba
mi peso desigual sobre los muelles
y la humedad subía en espirales
después de la humillante borrachera
las aguas inclementes
bajo un barco
que olía a pez podrido
y a petróleo

la ciudad desde el puerto
es casi la pintura desolada
de algún pintor al borde del suicidio

y aún así
engendro del vapor de oscuros charcos
no he logrado respirar rencor ni olvido
porque de tu mano supe
entender los caminos inconclusos
asumir esto de andar resucitando
confundirme con el resto de nosotros
 

y llorar como un niño
como un niño sin madre
y saberte tan lejos
y mirarte tan lejos
y aprender que lo lejos
puede ser para siempre