miércoles, 3 de noviembre de 2010

Apasionadamente

hablo de no mirar las torres erigidas
merced a tantas cosas que no necesitabas
no estoy diciendo nada
de este circo ambulante
que a diario nos refregan en la cara
y creo
que a esta altura
sabrás que nuestro diálogo se extingue

no obstante es imperioso que tus ojos
me dicten las canciones que te escribo
tal vez porque me quedo sin memoria
tal vez porque me olvido de los ritmos
tal vez porque me asedian los cansancios
y no quiero sentarme a ver el agua

no mediré otra cosa que a ti mismo
cuando me sangre un verso en la mejilla
porque eres de este bando empecinado
que muerde las injurias de la noche

y sabes que son breves referencias

es tu deber
y el mío
pocas cosas
inútiles reductos miserables
muy lejos de este páramo esplendente

acaso hasta prescinda de los gritos
que alertarán del sol de la alimaña
mas tu pasión será la madriguera
donde seguir sangrando
la cantidad de versos que nos faltan