martes, 13 de diciembre de 2011

Entrega

nunca fue necesario hacerse de la flor

debíamos quitarnos los andrajos
que te compró tu padre
que te puso tu madre
y la costumbre negra del invierno

así como es inútil robar de un manotazo
el amarillo triste
que arrasa tus pupilas en otoño

será pues la conciencia de nuestra brevedad
quien mueve las mezquinas ceremonias

entonces
nunca fue necesario hacerse de su cuerpo
para saber que puedes amarla eternamente

pues soy un pasajero
sentado a tu costado
y es preciso el silencio para mirar más limpio

como si nuestras manos olvidaran
el modo de aferrarse
y sólo comprendieran la caricia

nunca fue necesario pedirte nada a cambio
porque cuanto te di me completaba

y a cada vez que pude darte algo
sentí multiplicar lo que tenía