nada por cuestionar en esta noche
que es otra
y las demás
cuando intentaba
un manotazo airado hacia el pretil
ahora yo
yo más yo
y tan desnudo
pienso un poco en este invento de mal gusto
voy volviendo sin saber si lo aprendido
no fue más que otro muro solapado
allanarnos qué camino
demostrarnos qué experiencia
y este largo aburrimiento de pescado
un espeso mar de arena movediza
más que hambriento de sorpresas y presagios
y me duelen en el alma los faroles
que encendía a plena luz un cerdo sabio
él
que extrajo del chiquero su diamante
y me dijo oscuramente
"no procures descarriarte
de la senda que he trazado"
o el mediocre con lingotes de hojalata
o el idiota que escupía diablos rotos
o el imbécil que inventó los horizontes
tan desnudo
que disuelvo con mi sangre las certezas
que me lleno los pulmones de universo
y me quedo a vivir
serenamente
en los ojos de algún perro de la calle
por eso y poco más
ni el silencio a cuestionar en esta noche
ni el aliento pestilente de los muertos
ni la frase mentirosa del filósofo
voy dejando a dios jugando al solitario
mientras cuida el portón del cementerio
voy volviendo hacia el lugar que pertenezco
y el negocio de esta luz que va menguando
no consigue emocionarme no me asusta
no me deja más opciones que estar vivo
que es otra
y las demás
cuando intentaba
un manotazo airado hacia el pretil
ahora yo
yo más yo
y tan desnudo
pienso un poco en este invento de mal gusto
voy volviendo sin saber si lo aprendido
no fue más que otro muro solapado
allanarnos qué camino
demostrarnos qué experiencia
y este largo aburrimiento de pescado
un espeso mar de arena movediza
más que hambriento de sorpresas y presagios
y me duelen en el alma los faroles
que encendía a plena luz un cerdo sabio
él
que extrajo del chiquero su diamante
y me dijo oscuramente
"no procures descarriarte
de la senda que he trazado"
o el mediocre con lingotes de hojalata
o el idiota que escupía diablos rotos
o el imbécil que inventó los horizontes
tan desnudo
que disuelvo con mi sangre las certezas
que me lleno los pulmones de universo
y me quedo a vivir
serenamente
en los ojos de algún perro de la calle
por eso y poco más
ni el silencio a cuestionar en esta noche
ni el aliento pestilente de los muertos
ni la frase mentirosa del filósofo
voy dejando a dios jugando al solitario
mientras cuida el portón del cementerio
voy volviendo hacia el lugar que pertenezco
y el negocio de esta luz que va menguando
no consigue emocionarme no me asusta
no me deja más opciones que estar vivo