y como en esta cárcel se pudren diariamente las palabras
escribo en mis rincones
el testamento azul de los ahorcados
la pirotecnia estéril de cielos confinados
y algunos bichos ciegos
reptando
sobre sus propias babas
sin otra pretensión que desprenderse
y dejar ese rastro sin sentido
escribo en mis rincones
el testamento azul de los ahorcados
la pirotecnia estéril de cielos confinados
y algunos bichos ciegos
reptando
sobre sus propias babas
sin otra pretensión que desprenderse
y dejar ese rastro sin sentido
no obstante
reorganizo el corazón que vio la luz
y a poco de crecer
supe entrever la breve ciudadela
donde me cobijaron mis dos ángeles
los brazos y el abrazo del amor
y la ternura cálida de un beso
los ojos que me hablaron el idioma
que iba a acompañarme para siempre
las manos que empujaban hacia arriba
y no permitirían la caída
ya estaban
desde ahí
las voces donde pude refugiarme
paisajes placenteros
paraísos
de música y poesía
las almas transparentes que contaban
lo simple del trayecto a la alegría
ahora escupo monstruos que no quiero en mi casa
expulso las visitas indeseables
no estoy para quien cuenta tonterías
me quedo en mi lugar
no digo nada
y digo sin decir que estoy cansado
de presenciar los días que me asedian
con su peso específico de idiotas
rompiendo los jarrones del bazar
culpando al otro imbécil por el odio
pisando la alegría de los sanos
de los poquitos sanos que resisten