
en las noches abiertas
con mil puertas al miedo
eras quien me cuidaba de la sombra angustiante
de la bestia sin ojos
que inventaban las ramas
y yo sin conocer
ni tu voz
ni tu gesto
te abrazaba despacio
me dormía a tu lado
intuyendo la luz
que traerías a tiempo
ahora puedo besar lo que supe en la entraña
cuando todo el desierto
y las pieles resecas
y los labios de nadie
y los cuerpos sin alma
hoy son nada en las huellas
de tus pies en la arena
sólo pude nacer desde todas mis muertes
porque estaba seguro
que vendría a beber
en tu cántaro claro
es por eso que puedo explicártelo todo
tú venías conmigo
tú empujabas mi sangre
y si ahora procuro enterrarme en tu cuerpo
y si ahora me enredo con la piel de tu alma
es por ver el camino
y los dos arcoiris
que pronuncia el silencio
cuando llega la calma