tensa la cuerda del violín que sabe
desanudar el nervio
en ese viejo río de otoño empecinado
en esas coordenadas
de lámparas violetas
pintando a duras penas la trinchera
en el rincón austral
donde hasta ayer morías
y ahora no te agrede la llovizna
ni el monstruo pertinaz y pendenciero
mordiendo
sin motivo
tus delicias
tengo las uñas rotas de tanto que he escarbado
y el rastro de la sangre ni me importa
tengo un lugar sombrío
en medio de la hoguera
que en buena ley gané
que me merezco
y sólo pido verte a mi costado
para que se haga carne la alegría
mejor pensar que todos los poemas
hablaban de lo mismo
y que nomás faltaban dos pupilas
para entender el aire
pulsando tus ignotas melodías
desanudar el nervio
en ese viejo río de otoño empecinado
en esas coordenadas
de lámparas violetas
pintando a duras penas la trinchera
en el rincón austral
donde hasta ayer morías
y ahora no te agrede la llovizna
ni el monstruo pertinaz y pendenciero
mordiendo
sin motivo
tus delicias
tengo las uñas rotas de tanto que he escarbado
y el rastro de la sangre ni me importa
tengo un lugar sombrío
en medio de la hoguera
que en buena ley gané
que me merezco
y sólo pido verte a mi costado
para que se haga carne la alegría
mejor pensar que todos los poemas
hablaban de lo mismo
y que nomás faltaban dos pupilas
para entender el aire
pulsando tus ignotas melodías