el tiempo fue humedad
goteras
agua rota
fluyendo por la piel de un ser blindado
pulsando un instrumento ingobernable
la dirección del líquido hinchando las agallas
vibrando imperceptibles influencias
en la aleta caudal
en las escamas
con su corriente adversa
y con las favorables
todo estuvo dispuesto en esa gran esfera
y nada era producto del azar
ni las canciones
engendro de algún coro de sirenas
ni la hilera de dientes del escualo
ni la brisa del mar sobre la espuma
ni el barco marinero
y los naufragios
bastaba con saber cuál era el ritmo
para emprender aquel itinerario
bastaba no ser más que cuanto somos
y navegar despacio nuestro tiempo
faltaba ser más pez
menos imbécil
acomodar la forma a lo imprevisto
fluir sin el temor a la vorágine
y no luchar en contra de la ola
sobraba un par de párpados y el aire
que nos envenenaba sin remedio
sobraba un par de manos ambiciosas
porfiando por asir lo transitorio
faltaba ser más uno con el agua
voy navegando el tiempo que me queda
dispuesto a los designios de las olas
y ya no me seducen los anzuelos
y ya no existe red para atraparme
goteras
agua rota
fluyendo por la piel de un ser blindado
pulsando un instrumento ingobernable
la dirección del líquido hinchando las agallas
vibrando imperceptibles influencias
en la aleta caudal
en las escamas
con su corriente adversa
y con las favorables
todo estuvo dispuesto en esa gran esfera
y nada era producto del azar
ni las canciones
engendro de algún coro de sirenas
ni la hilera de dientes del escualo
ni la brisa del mar sobre la espuma
ni el barco marinero
y los naufragios
bastaba con saber cuál era el ritmo
para emprender aquel itinerario
bastaba no ser más que cuanto somos
y navegar despacio nuestro tiempo
faltaba ser más pez
menos imbécil
acomodar la forma a lo imprevisto
fluir sin el temor a la vorágine
y no luchar en contra de la ola
sobraba un par de párpados y el aire
que nos envenenaba sin remedio
sobraba un par de manos ambiciosas
porfiando por asir lo transitorio
faltaba ser más uno con el agua
voy navegando el tiempo que me queda
dispuesto a los designios de las olas
y ya no me seducen los anzuelos
y ya no existe red para atraparme