lunes, 10 de enero de 2011

Función Trasnoche

no se nos ocurrió la mala escuela
si bien el laberinto nos dispersó a su antojo
ni se nos advirtió
jamás
que la jauría
sería desbandada
en el mismo momento
que un jugador tramposo
quisiera confundirnos las barajas

eso de maltratar como a una puta
pintada con herrumbre y madrugada
eso de patear bolsas de basura
cuando el resto del mundo
dormía un sueño dócil y aburrido

yo seguiré creyendo
que esos hermanos fueron estos ojos

sólo premoniciones
de cuanto iba a traernos la marea

sólo intución de bichos explorando
una bodega llena de botellas
un suelo inconsistente entre el escombro
un corredor abierto al universo

y la inconciencia armando el escenario
en donde la inocencia
se acostumbraba a usar más alfileres
en donde un libro viejo y nunca escrito
dictaba un curso práctico de paria

saber que el lado sucio huele mal
aunque se vista bien
y oculte las resacas con perfume

saber que existe algo innegociable
y que si lo perdés
lo perdés todo

saber que sólo vos ponés el precio
cuando querés jugar entre la mierda
pero que lo valioso es como el agua
surgiendo de la tierra generosa

y que saciar la sed de un compañero
es la más digna ofrenda recibida

esa galaxia austera de una esquina
se nos quedó a vivir en el pellejo
nos rescató mil veces de la trampa

su índice feroz e intransigente
nos apuntó una a una las traiciones

y sin creer en nada la inventamos
y de la nada hicimos lo que somos
y siento la nostalgia entre los huesos
al recordar aquellos perros flacos

un rocanrol azul
la calle chica
un cine en la avenida desolada
trasnoches de famélicos errantes
camino a un mundo patas para arriba

la princesa de un cuento que es ajeno
escuálidos espectros despechados
corriendo sin resuello
guaruyalo
la sangre de esas sombras que eran mías
oscuras
como un sol
desobediente

un sábado sin dios
y sin programa

-a quién iba a importarle ese detalle
cruzando el vidrio del copacabana-