jueves, 28 de diciembre de 2017

en el pequeño monedero color carne
pusimos esas cosas
que nunca terminamos de alcanzar
con la constancia idiota del que piensa
que sabe
que no sabe
y ata cifras
y come numeritos que a la larga
termina vomitando
esa cascada pútrida del asco
donde no dan las cuentas
donde la luz disfruta
poniéndose de espaldas
y el tiempo es más la sed que el vaso lleno

pero esa realidad 
la que lastima
son las monedas rotas
derretidas
fundiéndose al blindaje de la duda
la dirección de un rumbo equivocado
los pasos que darás
hacia la nada
la herencia hecha con piedras del derrumbe

y el niño
color carne
que dejas reducido a tus engaños
desnudo
en la mitad del campo de batalla
con más dudas que armas
con la barriga llena y el alma desplomada
y mundos de preguntas colgando como anzuelos
en este viejo mar alquitranado

hasta que tiene barba el almanaque
hasta que un sol tramposo desvela su menguante
y él piensa
convencido
que es hora de comprarse su propio monedero
para guardar monedas iguales a las tuyas