miércoles, 28 de febrero de 2018

puedo mirar ahora con los ojos de la lluvia

y alguna tempestad
que otrora parecía devastarme
se vuelve familiar
y el viento huracanado me da impulso
dialogo con el trueno
mastico cada rayo con fruición
bendigo el universo destructivo que trae sobre sus ancas
y pruebo un sentimiento en retirada
la cruz de sal en la mesada gris
y la mujer aquella
tanteando los inciertos exorcismos
con un batón igual al de mi madre

he corrompido todo para volverme azufre
que burbujea rápido
en los charcos de lodo

la lenta procesión no me conoce
ni sabe si respiro
les pago con su misma deferencia
puedo mirar sus ojos detrás de los puñales
de agua
copiosa
arracimada
y espero
si es que hay tiempo
que alguno de la piara
tenga coraje y me devuelva el cambio
antes que se los trague el matadero