la puerta estuvo allí
esperando
esperándome
y el brujo en ciernes en su cascarón
en su embrión absurdo
aquellos días jóvenes
podría hasta ufanarme en mi torpeza
o recordar ahora
para no honrar el cuento del vidente
la distracción sumada a la impericia
la puerta estuvo allí
y yo ni puto caso
detrás de la llovizna del otoño
ni el nervio contraído
ni la premonición más incipiente
apenas un imberbe bailando sobre el gris
mirando hacia las puertas del cine belvedere
esperando
esperándome
y el brujo en ciernes en su cascarón
en su embrión absurdo
aquellos días jóvenes
podría hasta ufanarme en mi torpeza
o recordar ahora
para no honrar el cuento del vidente
la distracción sumada a la impericia
la puerta estuvo allí
y yo ni puto caso
detrás de la llovizna del otoño
ni el nervio contraído
ni la premonición más incipiente
apenas un imberbe bailando sobre el gris
mirando hacia las puertas del cine belvedere
entonces no podía pronunciarlo
un cierto sentimiento desolado
domingos por la tarde
películas baratas
y la felicidad mostrándole las piernas
al héroe-monaguillo del gueto salesiano
y mágicos acordes de guitarra
pulsados
por una niña triste
detrás de aquella puerta
como algún tibio sol en el invierno
y la felicidad
apenas a unos metros
mientras el aprendiz volvía a su guarida
y la felicidad
negándole la luz más diminuta
un grano de la arena de su mar
un puñadito de sabiduría
◆◆◆
la puerta sigue ahí
durando casi intacta
en un planeta pálido y distante
y anoche
la vida me contó que algunas cosas
suceden a destiempo
anoche
la dama que fue niña
pulsó hebras azules de silencio
con una cuerda rota
con su misma ternura
pintó en el diapasón de mi memoria
los mágicos acordes de otro tiempo
y abrí la puerta al fin
y me senté al lado de su alma