creo que entonces
la noche es sólo luz agazapada
con ganas de no vernos
de mantenernos vivos aunque ciegos
igual a cucarachas
debajo del zapato de la angustia
que oprime sin llegar a reventarnos
creo que entonces
escupe una mujer que mientras dura
trafica
colgada de las uñas del planeta
algún gramo de sol
entre suicidas
y si todo es así
como supongo
por qué vivo mirando los relojes
por qué contengo el aire en los pulmones
y queda cuanto soy
bajo sospecha
a veces
hay algo negro y solo que se enrosca
ahogando las agujas en la esfera
y el tiempo se saltea un casillero
y todo aquello que no pronunciamos
es noche
es noche nada más
en nuestras venas
a veces el oscuro mecanismo
acciona alguna puerta
y me es dado saber que aún respira
detrás de un polvoriento calendario
aún
su lágrima de hollín me horada el alma
y muy de vez en cuando
les hablo a los pedazos que no entierro
con una voz adicta a la derrota
supongo que ella sigue dando vueltas
y que un otoño triste se avecina
hay demasiada sombra en estas letras
para invocar
al menos
lo perdido
por eso no recuerdo en qué momento
se me cayó su voz de la memoria
y esa costumbre idiota
de pensarla
acercas la nariz hasta el paisaje seco
y aceptas las arañas anidando abandono
aceptas el suicidio de las flores
calvario del azahar que amarillea
y aceptas un otoño en medio del verano
los frutos en menguante
y un cielo que gotea agua podrida
te alejas
cambias la perspectiva
miras desde otro punto la secuencia
inviertes el lugar de las pupilas
un poco más atrás
y un poco menos
y fraguas intentar con acuarelas
con óleos de color electrizante
inmerso en la tarea del rescate
te obligas a creer
que el cielo artificial es verdadero
que llueve un agua limpia
que todo reverdece sin demora
producto del afán de tus cuidados
y ya no piensas más en el desierto
acercas la nariz y al retirarte
ves un payaso gris de nariz verde
con la sonrisa así
como sangrando
y ya no piensas más
y ya no piensas
después de todo
a quién le importa ver detrás del decorado