lunes, 30 de octubre de 2017

viernes, 20 de octubre de 2017

la fragua
el viento alisio
un síndrome perplejo en el verano
la muda de la piel de la serpiente
arrienda
por un rato
la secuencia

y es esta la verdad y ya no llueve
y el frío es un cadáver vespertino

olvidos
el juego de olvidar
todas las trampas
desfilan al alcance de la mano
la navaja elegida que hace flecos
el otro decorado
la mesa que desborda en abundancias
ayer
es solo ayer
y ya no llueve
los métodos-reptil de los implantes
en modo subrepticio
como un virus feroz que prolifera
comiéndole los sesos al muñeco

y es esa la verdad y el almanaque
la foto superpuesta
la nota engrampada en la pizarra
que oculta la anterior
la piel más nueva
como una historia vieja y aburrida
como un eco en la cueva
del cerebro
hasta que se termina de estirar la serpentina

jueves, 12 de octubre de 2017

domingo, 8 de octubre de 2017

El Musicomaníaco de "El Pinar" - III


     No estaba tranquilo. Aquella silueta  que había visto en la orilla opuesta del arroyo, me turbaba. No tenía elemento alguno, excepto mi imaginación, para vincular a los ahogados con ese hecho. Lo extraño era que, en esta ocasión, las dos supuestas víctimas tampoco habían sido encontrados por gendarmería. Lo extraño era que aquel primer desaparecido, después de algunas conversaciones con los familiares que no se resignaban y seguían buscando, por su descripción, se parecía demasiado al muchacho que yo había visto nadar. Lo extraño era que justamente él se hubiera ahogado, cuando yo mismo me había sorprendido de su técnica.
      En fin, que de todos modos no tenía mucho que hacer... Acaso la misma horizontalidad de una vida sin sobresaltos me conducía a elucubraciones disparatadas, inocentes artimañas para inyectar un poco de emoción en el remanso.
     Así pues, opté por hacer una visita al sitio que provocaba mi desasosiego: caminé hasta la ruta, crucé el puente y, poco antes del peaje, viré a la izquierda. Mientras atravesaba el monte oí, a lo lejos, cierta melodía extraña y, a la vez, familiar que llegó empujada por el viento y que, casi inmediatamente, enmudeció. Poco después llegué al lugar en donde, aquella tarde, creí percibir esa forma que me desvelaba. Busqué, entonces, alguna huella, algún rastro que me convenciera de la presencia que había vislumbrado. Pero no hallé nada. Seguí caminando hacia el norte y, nuevamente, escuché la melodía; no era la misma pero continuaba resultando familiar a mis oídos. Esta vez llegó en forma más clara y, a modo de desafío, me propuse encontrarla en algún cajón de la memoria mientras avanzaba. Me sonreí. Tal era el lugar fundamental que ocupaba la música en mi vida. Acaso mi vida entera orbitaba alrededor de su eje.
     En esas estaba cuando, de pronto, a mis espaldas, el ruido de una rama quebrada me dijo que no estaba solo. Me di vuelta instintivamente y, frente a mí, detrás de unos arbustos, vi que estaba el tipo de los lentes de culo de botella. Simultáneamente llegaron a mi mente los nombres de las melodías que intentaba recordar.
     -Catherine Howard y Jane Seymour, murmuré para mi mismo.
     El tipo me miró inmóvil un par de segundos y, acto seguido, sin hablar, me hizo una seña para que lo siguiera. Caminamos en absoluto silencio a través del monte, hasta llegar a un claro en donde se levantaba una especie de pequeño establecimiento rural que, supuse, sería su casa. Se detuvo junto a la puerta y, con otra seña, me invitó a pasar. Yo, que hasta ese momento había permanecido a una razonable distancia del sujeto, dudé y me detuve extrañado. El hombre volvió a hacerme una seña, estaba vez indicándome que esperara, y entró a la casa. Apenas unos segundos después, desde el interior, emergieron con una claridad magnífica, los primeros acordes de "Stairway to heaven". El sonido era tan real que, inmediatamente, me sentí atraído. Di un paso... "There's a lady who's sure", sublime, otro paso... "all that glitter is gold", seguí avanzando... "and she's buying a stairway to heaven" y no pude más.

...

sábado, 7 de octubre de 2017

El Gusano Erudito - XIX


FRAGMENTOS

"Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente."

"No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes; no puedo entender ni compartir todos estos placeres, que a mí me serían asequibles y por los que tantos millares de personas se afanan y se agitan."

"Y en efecto, si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento."

"La idea equivocada y funesta de que el hombre sea una unidad permanente, le es a usted conocida. También sabe que el hombre consta de una multitud de almas, de muchísimos yos. Descomponer en estas  numerosas figuras la aparente unidad de la persona se tiene por locura, la ciencia ha inventado para ello el nombre de esquizofrenia. La ciencia tiene en esto razón en cuanto es natural que ninguna multiplicidad puede dominarse sin dirección, sin un cierto orden y agrupamiento. En cambio, no tiene razón en creer que sólo es posible un orden único, férreo y para toda la vida, de los muchos sub-yos."

"El que hoy quiera vivir y alegrarse de su vida, no ha de ser un hombre como tú ni como yo. El que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión, para ése no es hogar este bonito mundo que padecemos..."

"En todos estos sacudimientos de mi vida salía al final ganando alguna cosa, eso no podía negarse, algo de espiritualidad, de profundidad, de liberación; pero también algo de soledad, de ser incomprendido, de desaliento. Mirada desde el punto de vista burgués, mi vida había sido, de una a otra de estas sacudidas, un constante descenso, una distancia cada vez mayor de lo normal, de lo permitido, de lo saludable. En el curso de los años había perdido profesión, familia y patria; estaba al margen de todos los grupos sociales, solo, amado de nadie, mirado por muchos con desconfianza, en conflicto amargo y constante con la opinión pública y con la moral; y aunque seguía viviendo todavía dentro del marco burgués era yo, sin embargo, con todo mi sentir y mi pensar, un extraño en medio de este mundo."

"Es verdad; la vida es siempre terrible. Nosotros no tenemos la culpa y somos responsables, sin embargo. Se nace y ya es uno culpable"



Extraído de "El Lobo Estepario" de Hermann Hesse.



AGUAVIVA
Ni Yo Tampoco Entiendo

miércoles, 4 de octubre de 2017

mal que te pese
viejo amigo
me declaro incompetente
no me quedan estrategias ni supuestos
ni siquiera puedo hacerte alguna broma
y es tan triste no saber cómo cambiarte
esos ojos con que ves
esa mirada
casi vaca casi perro casi ausente
la de un quieto pasajero permanente
aburrido del paisaje
de los trajes transportando carne inútil
de las frases que intercambian los espectros
de los ángeles en los escaparates
de los árboles iguales
repetidos
que desfilan uno-a-uno por tu hastío
de las casas sostenidas con puntales
y el herrumbre

y el verdín
y el tanto polvo
con mujeres derritiéndose de a poco
en los charcos donde estanca la belleza
y los hombres de corazas agujereadas
disfrazadas con absurdo y disparate
y la risa
sin motivo
de una boca parcialmente desdentada
y el color de la estación que sobreviene
vuelto pátina de grises monocordes
y este pájaro de alambre
repitiéndose en un canto innecesario
y en verdad me inventaría lo que fuera
por cambiar la realidad
porque girara
unos grados
nada más
tu pensamiento
y traerte
como ayer
hasta los vivos
aunque se que ya no crees en los milagros

aunque se que estás dudando de la vida

y estás harto hasta de hablar contigo mismo