aquí desde este sitio que no reconocí por la mañana debajo de cubierta del barco zozobrado conecto el artefacto y subo el periscopio aquí después de tanto trepado en el impulso asumo el arañazo de los que van conmigo y siento sus abrazos salvándome del odio aquí tabaco y mate y música debajo de las uñas recito la bandera destilo las palabras escupo que estoy vivo para que alguno sepa que sigo resistiendo que no me convencieron que sigo tan perdido como entonces y no me deslumbraron con la bisutería de ancianas decadentes y no me atemorizan sus presagios ni su jauría a sueldo ni todos sus mentores predilectos con la corbata gris y el culo roto para que mis amigos sonrían en el fondo y digan entre dientes mirá este hijo de puta el negro se la banca aquí radio-pirata llamando a la gavilla de los inadaptados llamando a los que tienen la piel llena de afecto sus manos generosas sus ojos transparentes sus almas sin dobleces para que no me olviden y sepan que hay un modo de continuar unidos aún en la distancia aquí desde la noche enciendo este farol con luz de ustedes y brindo por los días venideros cuando ya no hagan falta las trincheras
-Bordoni, Ferradás, Dino, Tabaré Rivero- "La Metamorfosis Del Kafkarudo"
No pudimos ser Elvis o Dylan o Hendrix -un Englishman en New York-, no pudimos ser Lennon-McCartney ni Mick Jagger -gardeles del rock and roll- Nos ortibó el karma de otario, el tufo del barrio que se nos pegó. Como buen cascarudo, cargamos ser el bicho raro rezagado del pelotón.
Nos guardamos los blues más amargos en el doble fondo del caparazón, nos llevamos las últimas gotas, las notas más cambas de ese bandoneón. Nos robamos algún tema de moda, el arroz de las bodas y un sueño color de campera de blue-jean gastado, deshilachado retazo de algo que murió.
No somos nada, salvo los aguafiestas amargados de la cuadra. No somos nada, salvo los convidados de piedra en la farándula de la chotada.
Nos falló el flower-power, dios y el viejo Batlle y la lógica del dos más dos y a la Suiza de América, entre truco y quiniela, la vimos bajar al cajón. Nos pusieron ojos en la nuca y nos echaron la culpa de lo que iba peor. Nunca fuimos "uruguayos campeones" ni plantamos las flores rojas de la revolución.
Siempre con la misma milonga aferrados al dogma del fiel perdedor. Vasta banda de locos sin causa alzando la lanza de aquel trovador, que quien sabe si piensa que el tiempo es el tiempo de un tiempo que hace rato acabó, como el viejo Quijote que vuelve a la carga en el mismo lugar donde todo empezó.
No somos nada, salvo ruido molesto en la frecuencia modulada. No somos nada, salvo un viejo eslabón perdido chocando rocas desenroladas, los aguafiestas amargados de la cuadra, los convidados de piedra en la farándula de la guasada, ruido molesto en la frecuencia modulada, un viejo eslabón perdido chocando rocas desenroladas, un viejo eslabón perdido chocando rocas...