domingo, 9 de octubre de 2016

el cascarón azul del caracol
un embudo tras otro

la elíptica malsana que deambulo
cargando una silueta que no es mía 
disociaciones para no llegar

a un pabellón con ínfulas de tumba

baja el vapor espeso
que emana de la espalda de la noche

hasta un nido de pájaros inmóviles
hasta el olor a herrumbre de algo viejo
y ahí
tranquilo
pensando
cómo es esta adicción irremediable
a la puerta que indica la salida
cómo es aquel camino que recobra
una canción que sé como termina
la sensación de un dios espantapájaros
clavándome las uñas en la nuca
en tanto las señales se licúan
en tanto se entrecruzan los pasillos

y yo tan en silencio

y en realidad dejé pasar mi turno
cedí cada jugada
y mi inmovilidad
es una forma más de hacerme el muerto
mi plagio y mi homenaje al sapo sabio
cuando el tiempo discurre y no hay olor que indique
la huella del cadáver
cuando ni me conmueven
los tacos de las putas
el oro de palacio
esta carrera inútil
de tontos y lisiados

en mi lugar dejé silencio y sombra
y ahora existen pájaros
y viento
y olor a cosas verdes
ahora hasta la tierra se pronuncia
con un sonido hondo de raíces

tras la siguiente puerta
un muerto que no muere
se inyecta tinta negra
e indica la salida