lunes, 29 de mayo de 2017

la longitud de un pájaro se mide en la secuencia
que puede destinarle tu mirada
así
de modo tal
hasta la última reacción de algún silencio
repite un mundo ciego y más real
presta tu oreja
como si no decirlo fuera un evangelio
como si todo aquello va a expresarse de otro modo
distinto a lo habitual
y una fusión ignota de tiempo indefinido
entre palabras rotas
y un lúdico presagio de aguas salpicantes
en los cantos rodados
el pájaro antedicho
cruzando
lado-a-lado
un breve parpadeo en la ventana
mientras lo vas siguiendo
y abrazas tu paciencia como a un niño
que puede balbucear

en su momento
aquello que parece impronunciable