jueves, 17 de enero de 2019

negras líneas de fuerza lentamente bajando
como si fuera un piano
desde un séptimo piso

el precario equilibrio de sustancia pesada
desplomándose impávida
y una música enferma con remedos de gato
encerrado en un tanque con cristal astillado

esta atmósfera sucia atrofiando cabezas
y el martirio invisible que se hace costumbre

ahí tenés la verdad
susurraban las viejas en un viejo almanaque

días de calaveras
pus de cielos nublados

hoy recónditos atrios de cenizas y antes

ni siquiera supimos que esta plaga vendría
aún teníamos algo
algo para aferrarnos
y eso mismo fue el beso del peor enemigo

ya quisiera escribir sobre alguna esperanza
ya quisiera tener un pequeño argumento
para así convencerte que aún podemos lograrlo
mas perdí la inocencia entre los criminales

ya no espero que vengan a decirme en la cara
que estas premoniciones 

desgajadas y tristes
se limitan a ser un error de mi parte

(y ojalá que lo fuera)