a veces uno tiene la esperanza de conducir mejor la vieja nave y la tripulación en sus quehaceres apenas nos registra borracha como está por el hastío y el mar no entiende de un comportamiento y no hay ninguna costa que nos llame por eso este perfume de naufragio los ojos desmayados crujir del maderamen las costras adheridas con los años como un semblante antiguo curtido por la sal las noches sin dormir ante el peligro la ausencia de algún faro quizás las propias ganas que algún día todo se haga pedazos y acabe de una vez la travesía no obstante hemos nacido para esto de andar de mar en mar malnavegando de andar desentrañando algún camino que esconden sistemáticas las olas por eso inventaremos más canciones dibujaremos mapas sin sentido escribiremos letras tambaleantes en medio del rugir de las tormentas soñando con llegar a alguna parte creyendo que en verdad hay un destino un vaso desbordante de agua fresca un niño que sonríe al contemplarte una mirada dulce que te espera para poder morir entre sus brazos
domingo, 28 de agosto de 2011
en este punto ciego neutral punto y aparte cambia el color del mar como a través de un lente más vale que improvises me digo habrá un cambio en la altura de la ola y más o menos sal para que más o menos ardan tus ojos tu equipaje la miseria que sos cuando las cosas son lo que son y no tu invento en esta posición despierto y aún siento en mi brazo su rasguño su pendular tan triste cuando aún me empeñaba en impedirlo cuando aún no quería ver que se caía y ahora en este punto sobre el invierno histérico y dañino me vuelvo a rehacer con la torpeza del niño que escondí vuelvo a contar mis dos-o-tres monedas vuelvo a mirar el mar que está delante me estoy cansando de aprender las mismas cosas me estoy cansando de saberme las lecciones y continuar sintiéndome aplazado
De cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba.
Sin duda todo está muy bien y todo está muy mal, sin duda.
Van y vienen los pasajeros, crecen los niños y las calles, por fin compramos la guitarra que lloraba sola en la tienda.
Todo está bien, todo está mal.
Las copas se llenan y vuelven naturalmente a estar vacías y a veces en la madrugada, se mueren misteriosamente.
Las copas y los que bebieron.
Hemos crecido tanto que ahora no saludamos al vecino y tantas mujeres nos aman que no sabemos cómo hacerlo.
Qué ropas hermosas llevamos! Y qué importantes opiniones!
Conocí a un hombre amarillo que se creía anaranjado y a un negro vestido de rubio.
Se ven y se ven tantas cosas.
Vi festejados los ladrones por caballeros impecables y esto se pasaba en inglés. Y vi a los honrados, hambrientos, buscando pan en la basura.
Yo sé que no me cree nadie. Pero lo he visto con mis ojos.
Hay que darse un baño de tumba y desde la tierra cerrada mirar hacia arriba el orgullo.
Entonces se aprende a medir. Se aprende a hablar, se aprende a ser. Tal vez no seremos tan locos, tal vez no seremos tan cuerdos. Aprenderemos a morir. A ser barro, a no tener ojos. A ser apellido olvidado.
Hay unos poetas tan grandes que no caben en una puerta y unos negociantes veloces que no recuerdan la pobreza. Hay mujeres que no entrarán por el ojo de una cebolla y hay tantas cosas, tantas cosas, y así son, y así no seran.
Si quieren no me crean nada.
Sólo quise enseñarles algo.
Yo soy profesor de la vida, vago estudiante de la muerte y si lo que sé no les sirve no he dicho nada, sino todo.
(Extraído del libro "Estravagario", de Pablo Neruda)