jueves, 23 de abril de 2009

Te Oigo

sigue soplando el viento de los que nada dicen
y odio la soberbia de los gritos

esto que viene siendo un orden y un letrero
no puede con la fuerza del silencio
no puede ni restarse
y hoy siento que los símbolos son trampas
que ocultan agujeros insondables

como una vieja casa condenada
por otro temporal
como un incendio
donde no fue posible ni un chispazo
tan flaco de palabras
tan residuo
me trepo hasta los últimos peldaños
y veo la ecuación
pintada de aire blanco
sobre el vidrio


el agua de verdad
es esa que acarreas desde adentro
cuando se vuelve estéril la palabra

por eso el mundo suele estar desierto

y acaso sea hora de callarse
y hora de aprender a ser humilde
y hora de entender lo que está escrito
en el libro del alma de los hombres