jueves, 16 de julio de 2009

Amarra

y ahora que aprendí
la ley del navegante
quiero llegar a puerto
con la emoción intacta del arribo
quiero perder el rastro de tantos temporales
los nortes que inventé cuando era ciego
o alguna vanidad que tuve a mano
cuando creía ser el dueño del océano

es que no alcanza el tiempo para entender el tiempo
y acaso no haya mucho que aprender de los naufragios
y cuando simplificas
las cosas ya no son lo que parecen
la suavidad te envuelve
y la indulgencia arrulla el pensamiento

y el mar estiba noches y acarrea
todos los nacimientos de la luna

no es la paz marchita del vencido
sino líneas de fuerza
que entibian los rincones más profundos
una canción antigua
que se guardó sin nombre en la memoria
y que ahora tarareamos
sin comprender por qué nos emociona

con esta desnudez vengo a decirte
una palabra ahogada de silencio

con este corazón tan despojado
de cuanta amarra quiso amordazarlo
vengo a reír contigo
los días que nos quedan por delante
las noches de tu piel que se avecinan
la tierra prometida de tu alma

ahora que aprendí que eres mi puerto
quiero llegar sonriendo
con la emoción intacta del arribo

y nada pediré

vine a quedarme