martes, 8 de noviembre de 2011

En Otra

a fin de cuentas tengo
no más de dos opciones
y elegiré mi sitio
del lado de la luz subestimada

contrario a lo que crees
pondré mis manos
en la línea de cal de los peligros

y voy a estar dispuesto a responderle
a tu ciudad de alambres
con pájaros de pluma iridiscente

está la puerta abierta
casi siempre
excepto cuando no debo esperarte
pues aprendí a leer en la tormenta
las nubes de vapor sin contenido
la gota azul de los desequilibrios
el cielo que amenaza y no se vierte

e inútil que persigas algún daño
ya no tengo un lugar para la herida
y extintos tus alardes de cuchillo
pedazos acerados de la escarcha

estoy detrás del sol de tu memoria
viviendo de las cosas que olvidaste
y puedes regresar si se te antoja

las cosas han cambiado desde entonces
y el pasto se ha comido la vereda
el cielo resplandece cada tarde
y no he tenido tiempo de acordarme