estoy tratando de decir
que no eran necesarios los desarmes
que aquella necedad
debió morirse antes del combate
si hubiera sido un poco más humilde
si no hubiera olvidado la aspereza
de esa pared en ruinas
soberbia en su textura fragorosa
donde se hizo jirones
la piel
de nuestro afecto
todo ese tiempo inútil
para entender que somos tan pequeños
y sin embargo nada
nada de tanto dolor es suficiente
nada me garantiza
que no he de repetirme la insolencia
de volver a mirarte sobre el hombro
como si fueras siempre mi enemigo
muchas veces
también
me he preguntado
si acaso se trataba de cansancio
o sacudir un rato la desidia
sólo por ver si estábamos con vida
todo ese tiempo inútil
para olvidar después que alguien te salva
y que otra soledad tentó abrazarnos
desde el confín lejano de su ausencia
todo ese tiempo inútil
para entender que fuimos tan mezquinos
y que
de haberlo visto
en su momento justo
hubiéramos cambiado las heridas
por un tiempo más dulce
por un terreno fértil
en donde cultivar
la flor que justifica la alegría
que no eran necesarios los desarmes
que aquella necedad
debió morirse antes del combate
si hubiera sido un poco más humilde
si no hubiera olvidado la aspereza
de esa pared en ruinas
soberbia en su textura fragorosa
donde se hizo jirones
la piel
de nuestro afecto
todo ese tiempo inútil
para entender que somos tan pequeños
y sin embargo nada
nada de tanto dolor es suficiente
nada me garantiza
que no he de repetirme la insolencia
de volver a mirarte sobre el hombro
como si fueras siempre mi enemigo
muchas veces
también
me he preguntado
si acaso se trataba de cansancio
o sacudir un rato la desidia
sólo por ver si estábamos con vida
todo ese tiempo inútil
para olvidar después que alguien te salva
y que otra soledad tentó abrazarnos
desde el confín lejano de su ausencia
todo ese tiempo inútil
para entender que fuimos tan mezquinos
y que
de haberlo visto
en su momento justo
hubiéramos cambiado las heridas
por un tiempo más dulce
por un terreno fértil
en donde cultivar
la flor que justifica la alegría