se ha detenido y mira hacia la noche
para beber la unánime fragancia
la luz del faro alcanza su silueta
y entonces resplandece
como un pozo con agua en el desierto
ella divide el mundo en dos mitades
y traza la línea jubilosa del verano
ella llena sus manos con espuma
y escucha al mar del cabo
en su lenguaje frío y oceánico
ella
es la primera letra de lo que no se ha escrito
y también la esperanza
de creer que es posible morirse de belleza