lunes, 2 de febrero de 2009

Invocación

cómo es de libre el mar
y en tu mirada apenas
solloza desteñido
sin fuerzas para alzarse
ni en el lamento último
de aquellas aguas negras
bajo las naves negras
de los embarcaderos
ni aún en la resaca
efímera que vierte
sobre los adoquines

subido a los penachos
de ennegrecida espuma
te ves ebrio y enfermo
dentro de una bodega
y no sabés entonces
si el movimiento roto
es el mar galopando
o el vino en la botella
ni que hondos firmamentos
entre pecho y espalda
te quieren cobijar

verás de nuevo el mar
vector de los desancles
con víboras saladas
repitiendo tu nombre
golpeándote en el alma
como esas catedrales
que sueltan campanarios
para las ceremonias
espejos con caballos
que pisarás descalzo
hasta que sangres vida
y dejes de estar muerto