martes, 16 de junio de 2009

El Gusano Erudito - XIV

CARTA A MI PADRE

De golpe ya no estás
-y eso fue todo-
ni una palabra debería escribirte
porque llevo un licor inanimado
lastre fetal
de aquel aburrimiento.

De golpe ya no estás. Estoy dejando
la carta y el adiós. Todo el olvido
que ronde tus maderas en las tardes
será también el mío.

Y los sollozos que dirán tu nombre
breves serán
quizá
tú lo sabías.

Yo quisiera explicarte lo que guardo
de aquellos años en que fui tu hijo
-no de mi ausencia, tu vejez, mi culpa-
todo es distinto ahora
ayer vivías.

Ahora no merezco lo que canto
porque es tarde
-y ayúdame-
decía
que hubo cierto tiempo no hace mucho y blanco
suave festín de pianos y de risas
en la estación donde fugaba el viento
con oboes, guitarras y violines.

Copa de alcohol ardiente, eras mi padre
eras un viejo amigo
lobo de puertos hollinados y ocres
sensitivo y brutal
lento
dormido.

Fuiste lo que yo vi. Nada más fuiste
lo que quisiste ser
caja escondida
clavicordio encerrado en las paredes
oreja de la sombra y el sigilo.

Imaginario cuerno de pastores
de engramillados y remotos países
canto rodado, piedra de burbuja
que el amor no tocó
jamás
ni el día
ni el nácar de los pájaros del alba
ni la lluvia natal de arpas antiguas.

Eras como te vi. Ya nada es cierto
porque es tarde
-perdón-
tarde lo digo
nada tiene sentido ya a esta hora
tus campanarios están quietos
vibran
sólo los mares, sólo el taciturno
espejo de tus células más íntimas.

Pero mientras te busque en tantas cosas
mientras regreses sin que te llame, límpiame
la llaga del dolor. Deja el recuerdo
fijo en la grieta
déjalo
no olvides
que después de la muerte ya no hay otra
órgano silenciado
larga caja de pino.

Extraído de "Confesión De Los Perros", de Enrique Estrázulas.


Alfredo Zitarrosa - Explicación De Mi Amor