jueves, 24 de julio de 2008

Ayer

pues harto de la lengua del lagarto
y del ojo vacío de la sierpe

del interés a plazo fijo del farsante
ayer
cuando era niño
abría el corazón y había árboles
cargados de naranjas
y nísperos
y lunas enredadas en azahares
había una caricia sin dobleces
y luz que amanecía
en la mirada limpia del amigo
corríamos la calle sudorosos
y la risa era cierta
y dar era lo mismo que jugar
cuando no conocíamos los números
cuando el gusano era
gusano
y no la estratagema solapada
de un asesino con la cara buena
con la palabra dulce
con el cuchillo oculto entre la ropa

ayer
no era tan lejos
sorteando los colmillos de la máquina

y estuve malherido
y tuve tanto miedo
y casi me equivoco
hasta que me tomaste de la mano

fue entonces que dijiste
y sin necesitar una palabra
que aún había árboles con frutas
latiendo en un jardín
a donde no llegaba la alimaña
que la luna era blanca en los azahares
y que esperaste siempre en nuestra calle
para seguir jugando
pero en serio

ayer
también es hoy
si reconozco
mi cara reflejándose en tus lágrimas