viernes, 1 de febrero de 2008
Vidrio
las letras de otro estúpido poema
girando como manos o cuchillos
por un paisaje blanco de papeles
y cada esquina era
la mueca atardecida en la sonrisa
la postergada raya del total
de alguna resta
aferrado al alma como quien preserva el fuego
en un invierno largo
de lluvias afiladas
el frío se enredaba por los huesos
y nadie
todos nadie
en el murmullo roto de mi abrazo
las lágrimas azules
cortando el sucio gris de los cristales
las lluvias infinitas de otro invierno
el margen del error
que me permito
el odio
previsible
que no tengo