viernes, 21 de noviembre de 2008

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nada tienes que pueda ni comprarme ni herirme
soy un blanco difícil para el odio del odio
sin embargo
desnudo
sin pistola ni escudo
sin el miedo que escupe sus inmundos reptiles
voy a ti
desatado
de la soga invisible
que proponen los dioses de este reino mediocre
y te cuento que puedes caminar a mi lado
y que no necesitas
descreer mi palabra
porque yo no ambiciono dirigirte los pasos

y en las pausas de noches que me besan el alma
soy capaz de soñar
un lugar para todos

y en los puentes que tiendo
pronunciando el abrazo
voy limpiando mis ojos

nada tienes que pueda ni comprarme ni herirme
porque ya pagué el precio de mi propio destierro
 

y aunque no lo parezca
nuestra búsqueda es sed que ilumina el paisaje
a pesar de doctrinas y de libros sagrados
a pesar del estruendo de las voces gritando
a pesar de banderas y decretos y estatuas
nuestra sed es la misma
y ella apenas difiere
en la ruta escogida
por llegar al oasis