jueves, 10 de enero de 2008
Bitácora
y al fin llegué a un acuerdo
con estas dos mujeres
la rubia con el sol por cabellera
y la doncella oscura de ojos como estrellas
he puesto de testigo al horizonte
cuando desestimaron los relojes
sobre un papel de luz
con letra clara
trazamos
las líneas de este frágil reglamento
y cuando estuvo listo hubo silencio
y las miré profundo
y supe que era libre para siempre
así que lo he firmado con mi sangre
en la piedra angular de los momentos
donde se nos revela el claroscuro
hallé una flor de lluvias
que las manos de ambas cultivaron
un puerto
una canción
otro velero
subiendo en espiral hacia el asombro
los puntos cardinales de mis sueños
y dignamente fiel a mis dos damas
comparto
mar adentro
el viento que presagia la alegría