martes, 4 de marzo de 2008
Salitrero
es la bruñida celda
de pájaros y espuma
y sal de enero al sol incandescente
el cangrejo rumia
en sus tenazas graves
durísimas sentencias
se cae gota por gota
la pupila de bronce
del sodio que alguien rapta de las olas
existe en el sopor que se degrada
la sensación mezquina
de haber acorralado lo infinito
el hombre que fue invento de la sal
ya no recuerda
aquellas extensiones
donde encontró columpios acerados
quién podría pensar
que después de tanto y todo
el mundo apenas fuera
este salero indigno
tras la pared de vidrio
tras el milagro angosto
de respirar sin ganas
tras las pupilas secas
que ya no han de llorar
por miedo a diluírse
y cómo lo soportas
tú
que hasta ayer tenías
sabor a mar furioso entre los labios
apenas condimento en una mesa
que otros han dispuesto
sin mirarte
y pese a que te duela
ya no puedes llorar
ya no
aunque te duela